Panis Angelicus (C. Franck)

Pianista: Augusto Krause.


As time goes by (tema de la película "Casablanca")



Moon River (tema de la película "Desayuno en Tiffany ´s")



Con te partirò (fragmento)


She 


I can ´t help falling in love with you              

Junto a Leonardo Fiora (tenor) y cuarteto de cuerdas: Norberto García y Norma Marconi (violines), Daniel López (viola) y Antonio Macchiarola (cello). 

What a wonderful world

Junto a Leonardo Fiora (tenor) y cuarteto de cuerdas: Norberto García y Norma Marconi (violines), Daniel López (viola) y Antonio Macchiarola (cello). 


Mi CV

María Laura Weiss  

(mezzosoprano)

Protagonizó los roles de la Hechicera y la Segunda (Dido y Eneas), Cherubino (Bodas de Fígaro), Mercedes (Carmen), Tercera Dama (Flauta Mágica), Lola (Cavalleria Rusticana), Madre de Amahl (Amahl y los visitantes nocturnos), Teresa (La Sonnambula), Alisa (Lucia de Lammermoor), Céfiro (Apolo y Jacinto), Miss Baggot (Hagamos una ópera), la Hermana Enfermera, la Maestra de Novicias y la Hermana Celadora (Suor Angelica).

Además, cantó la Pasión Según San Juan y la Cantata Nº 8 de J. S. Bach, el Requiem en Re Menor, la Misa de Coronación, la Misa KV 259 y la Misa en Do Mayor Nº 5 de W. A. Mozart, El Mesías de G. F. Haendel, la Misa en Re mayor de A. Dvôraàk, el Gloria y el Magnificat de Vivaldi, el Stabat Mater de Pergolesi, la Misa Santa Teresa de J. Haydn, el Oratorio de Navidad de C. Saint Säens, la Misa Palatina, la Misa Santa Cecilia de M. Vitacco, Stabat Mater de G. Panella, Oratorio Ultraprofano de Juan C. Figueiras y el Jesu meine Freude de D. Buxtehude.
Como solista de música de cámara, interpretó los Valses de amor y las canciones para mezzo, cello y piano de J. Brahms; los Notturni de W. A. Mozart y las canciones del Ciclo Soirée Musicale de Rossini. 
Se presentó en salas tales como Teatro Avenida, Teatro Roma de Avellaneda, Auditorio de Belgrano, Teatro Margarita Xirgu, Teatro Coliseo, Auditorio Artel de Montevideo, Teatro Tres de Febrero de la ciudad de Paraná, Palacio Municipal de la ciudad de Tandil, Aula Magna y Auditorio de la Facultad de Derecho, Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes, Salón Dorado de la Casa de la Cultura, Pilar Golf de Buenos Aires, Museo Metropolitano, Museo Fernández Blanco, Círculo Militar, Casa de la Ópera de Buenos, Palacio González Balcarce, Manufactura Papelera, Auditorio San Rafael, Espacio Victorium, Palacio Leloir, Alvear Palace Hotel, Catedral Metropolitana, Catedral de Mar del Plata, Basílica Ntra. Sra. de Luján y Catedral Anglicana de Buenos Aires, entre otras.

Biografía


Integró durante cinco años el Coro de la Universidad de Buenos Aires, bajo la conducción del Mtro. Oscar Castro, en el cual también se desempeñó como solista en conciertos sinfónico- corales junto a la Orquesta de Cámara de la universidad. Además, como coreuta de la Ópera de Cámara de la UBA, intervino en la puesta en escena del Don Giovanni (W. A. Mozart) que se llevó a cabo en el año 2000 en el Centro Cultural Rojas y el Teatro La Torre de Pinamar. También formó parte del Coro de la Universidad Católica Argentina y el Coro de la Cátedra de Dirección Coral de la Facultad de Ciencias Musicales de la UCA, ambos a cargo del Mtro. Néstor Andrenacci. Con el Coro de la UCA participó del Requiem en Rem de Mozart que tuvo lugar en la sala principal del Teatro Colón en 2002 junto a la Orquesta Filarmónica Nacional, la cual dirigió el Mtro. Carlos Calleja.

Coro Juventus Lyrica,  Traviata en el Teatro Avenida.
Participó de reconocidos coros de ópera. En 2001, integró el Coro de Casa de la Ópera, bajo la dirección del Mtro. Giorgio Paganini, en la ópera Medea (L. Cherubini). En 2003, formó parte del Coro de la Ópera del Buen Ayre para el estreno mundial de la ópera La Espera (A. Rattenbach), que contó con la conducción de Eva Lopszyc y puesta en escena de Eduardo Casullo. Y, a fines de 2004, participó del Coro de Juventus Lyrica para la producción de La Traviata (G. Verdi) en el Teatro Avenida, la cual contó con la dirección musical del Mtro. Antonio Russo y puesta de Ana D´Anna.

Cherubino (Bodas de Fígaro), producción de Casa de la Ópera.
Debutó en ópera con el rol de la Hechicera (Dido y Eneas) a fines de 2003 junto al Coro y la Orquesta de Cámara de la UBA, con la dirección del Mtro. Andrés Gerszenzon, en el Aula Magna de la Facultad de Derecho y el Teatro Coliseo de la Ciudad de Buenos Aires. 

Fue seleccionada en varias ocasiones por la soprano Adelaida Negri para participar del Ciclo de conciertos que se realiza en Casa de la Ópera, e interpretar los papeles de Teresa (La Sonnambula), Alisa (Lucia de Lammermoor), Tercera Dama (La Flauta  Mágica) y Cherubino (Bodas de Fígaro).

Interpretando a  Miss Baggot (Hagamos una ópera) en el Teatro M. Xirgu

En 2007, interpretó a la "malvada ama de llaves" Miss Baggot (Hagamos una ópera: El pequeño deshollinador) en el Teatro Roma de Avellaneda y el Teatro Margarita Xirgu con la Compañía de Ópera Cómina (PECO O PECO), con la dirección del Mtro. Pablo Dzodan y régie de Rubén Martinez. Ese mismo año, también cantó los roles de la Hermana Enfermera y la Hermana Celadora (Suor Angelica) para Estudio de Ópera de Buenos Aires, bajo la dirección musical de Rita Casamajor y con puesta en escena de José Calandrón, en el Auditorio de la Facultad de Derecho y La Manufactura Papelera.


Tercera Dama (Flauta Mágica) en el Teatro Roma.
A lo largo de 2008, interpretó a la Tercera Dama (La Flauta Mágica) en el Teatro Roma de Avellaneda y el Teatro Tres de Febrero de Paraná, bajo la dirección del Mtro. Gerardo Delgado, con régie de Mónica Maffia y Eduardo Casullo, respectivamente  En 2011, volvió a encarnar este rol junto a la Orquesta de la Congregación Alemana, la cual dirige el maestro Leandro Valle. 

En 2009, cantó Lola (Cavalleria Rusticana) en el Auditorio de Belgrano y protagonizó el rol de Mercedes (Carmen) en el Teatro Avenida, en una producción de Fundamús, bajo la conducción musical del Mtro. Roberto Luvini y con régie de Eduardo Casullo. 

También, interpretó a la Segunda Bruja (Dido y Eneas) en Espacio Victorium y el Museo Isaac Fernández Blanco, bajo la dirección musical y escénica de Sergio Pelacani.

Recientemente, debutó el rol de la Madre de Amhal (Amhal y los visitantes nocturnos) con la Compañía Música en Escena, junto a la Orquesta de Cuerdas de Monte Grande que dirige Silvana D´Onofrio, en el Auditorio San Rafael.



Ciclo de conciertos en Capilla Santo Cristo (San Benito Abad)
Como solista de música sacra y de cámara, se presentó en reconocidos ciclos de conciertos. Cantó en los Ciclos de Conciertos de la  Abadía San Benito (San Benito Clásico y Ciclo de Solistas), de la Asociación Ars Continua y de la    Catedral Metropolitana de Buenos Aires (en el Órgano Colonial y el Órgano Mayor) junto al  organista Enrique Rimoldi. 
Participó en los Ciclos de Grandes Conciertos de la Facultad de Derecho, en cuya Aula Magna participó del estreno del Oratorio Ultraprofano de Juan C. Figueiras, junto a la Orquesta Libertador San Martín, la cual dirige el maestro  Mario Benzecry. Y fue invitada al Programa Musical de Semana Santa en  la ciudad de Tandil, en el cual interpretó el Stabat Mater de G. B. Pergolesi, y al Noviembre Musical que organiza esta localidad  en el Palacio Municipal, donde cantó los Valses de Amor de Brahms y los Notturni de Mozart.


Stabat Mater de Giovanni Panella en Catedral de Mar del Plata.
También realizó reconocidos oratorios, motetes y misas. Recientemente, interpretó el Stabat Mater de Giovanni Panella en la Catedral de Mar del Plata, el cual grabó para Italia junto a la soprano Adelaida Negri, el bajo Víctor Castells y el tenor David Basualdo.



Bajo la conducción del Mtro. Javier Pautasso, se desempeñó como solista en los conciertos sinfónico-corales del Coro Santa Cecilia de la Comunidad Católica Alemana, junto a quienes cantó la Misa en Re mayor  de A. Dvôrák, Misa Palatina, la Misa KV 259 de W. A. Mozart, la Misa Brevis de Diego Licciardi y la Misa Santa Cecilia de Mariano Vitacco.


Concierto Homenaje a Mons. Jesús Gabriel Segade


Misa de la Coronación, Parroquia Ntra. Sra. de la Guardia.
Interpretó las arias de contralto de El Mesías de Händel, junto al  Coro y la Camerata Exaudi; el Gloria de Vivaldi, el cual grabó en homenaje a Monseñor Jesús Gabriel Segade; la Pasión Según San Juan de J. S. Bach, con el Estudio Coral Montevideo y bajo la dirección del Mtro. Martín Jorge; la Misa de la Coronación y el Oratorio de Navidad de C. Saint Säenscon el Coro y  la Orquesta de la Congregación Alemana, bajo la conducción de Leandro Valle.

Entre otras obras de concierto, también interpretó el Requiem en Rem W. A. Mozart, junto al Coro y la Orquesta de la UBA; el Jesu Meine Freude de D. Buxtehude, la Misa a Santa Teresa de Haydn, junto al Coro y la Camerata Exaudi, y el Magnificat de A. Vivaldi, con el Coro Santa Cecilia y la Orquesta Buenos Aires Barroco.

Cavallería Rusticana en Auditorio de Belgrano.
A lo largo de su carrera, se ha presentado en salas tales como Teatro Avenida, Teatro Roma de Avellaneda, Auditorio de Belgrano, Teatro Margarita Xirgu, Teatro Coliseo de la Ciudad de Buenos Aires, Aula Magna y Auditorio de la Facultad de Derecho, Teatro Tres Febrero de la ciudad de Paraná, Auditorio Artel de Montevideo, Alvear Palace Hotel, Palacio Leloir, Palacio González Balcarce, Salón Dorado de la Casa de la Cultura, Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes, Palacio Municipal de Tandil, Manufactura Papelera, Pilar Golf de Buenos Aires, Casa de la Ópera de Buenos Aires, Instituto Goethe, Museo Isaac Fernández Blanco, Espacio Victorium, Circolo Italiano, Auditorio Dante Alighieri, Auditorio del Centro de Ingenieros, Instituto Libre de Segunda Enseñanza (ILSE), Salón de los Escudos (Departamento Central Policía Federal) Espacio Colette (Paseo La Plaza) Café Tortoni, Biblioteca Café, Museo Metropolitano, Auditorio San Rafael, Catedral Metropolitana, Catedral de Mar del Plata, Catedral Anglicana de Buenos Aires, Catedral de San Fernando, Iglesia Evangélica Luterana y Parroquia de la comunidad danesa en Tandil, Basílica Ntra. Sra. de Luján, Basílica Ntra. Sra, de los Buenos Aires, Basílica Ntra. Sra. de la Piedad, Basílica San José de Flores, Abadía San Benito, Parroquia San Ildefonso, Parroquia Patrocinio de San José, Iglesia Ntra. Sra. La Rábida, Iglesia Ntra. Sra. del Carmelo, Parroquia San Pedro Telmo, Iglesia San Bonifacio, Parroquia Santa Catalina de Siena, Parroquia Ntra. Sra de las Mercedes e Iglesia San Ignacio de Loyola,  entre otras.

Artículos de opinión publicados en la revista Páginas Musicales



Fiestas Patronales de la Parroquia San Ignacio de Loyola y la Basílica Nuestra Señora de la Piedad


Presentación musical: concurso de artistas plásticos y escritores organizado por la Asociación Amigos de las Artes

Grabación del Gloria de Antonio Vivaldi




Grabación del Stabat Mater de Giovanni Panella





Críticas y artículos periodísticos

LA FLAUTA MÁGICA EN RADIO
(Programa Tribuna Musical de Pablo Bardin, Radio Cultura)



VALSES DE AMOR DE BRAHMS Y NOCTURNOS DE MOZART 
CÍRCULO ITALIANO DE BS. AS.



ATRACTIVA VERSIÓN DEL CLÁSICO DE BIZET EN EL TEATRO AVENIDA


María Luján Mirabelli (Carmen), Carlos Duarte (Don José), María Rocío Giordano (Micaela), Alberto Jauregui Lorda (Escamillo), Claudia Montagna (Frasquita), María Laura Weiss (Mercedes), Luis Barrios (Dancairo), Pablo Martinez Daverio (Remendado), Leandro Sosa (Zuñiga), Gonzalo Castro Santillán (Morales). Dir. mus.: R. Luvini. Puesta en esc. y luces: E. Casullo. Vest.: M. Daga. Vídeo: E. Beck. Nuevo Coro de Opera. Dir.: E. Fautario. Nuevo Coro de niños. Dir. R. Bravo. Orquesta Fundamús. (Teatro Avenida).

El aspecto más valioso de la nueva producción de «Carmen» de Bizet puesta en escena por Eduardo Casullo es la interacción entre las imágenes de Pablo Picasso proyectadas como fondo y las acciones dramáticas trazadas por el régisseur con criterio realista. La iconografía picassiana propone un correlato visual de gran impacto para las secuencias que se desarrollan en un escenario despojado y carente de escenografías corpóreas.La fuerza de las imágenes es tan potente que acompañan, por supuesto no taxativamente las acciones, pero crean la atmósfera hispana audaz que la obra de Bizet deja entrever en esta muestra maestra de la lírica francesa..Edgardo Beck seleccionó una serie de imágenes eróticas, paisajísticas y de toros que manifiestan el marco adecuado a una dirección escénica de Casullo que transita por los caminos de latradición pero en los que ha hecho hincapié en los caracteres individuales, según el original de Prosper Merimée) y apostando a una visión más audaz, y por ende, más contemporánea, de los comportamientos. Las escenas de conjunto contaron también con su pericia, conduciendo a coreutas y figurantes por una geografía de coherencia espacial. A esta optimización de los recursos escénicos se acopla una realización musical acorde. La armonía visual y sonora proviene de la concertación briosa de Roberto Luvini, de «tempi» rápidos y contundentes. La Orquesta de Fundamús respondió siempre profesionalmente. Nuevo Coro de Opera y Nuevo Coro de Niños, creados para esta ocasión y dirigidos por Ezequiel Fautario y Rosana Bravo, respectivamente, tuvieron un desempeño eficaz y a veces, más que eso. Los protagónicos a cargo de María Luján Mirabelli (de voz cavernosa y potentes agudos) y Carlos Duarte (de bella voz y sólidos recursos técnicos) conformaron una pareja de fuste. Baste como ejemplo la escena final de la ópera donde pusieron toda la pasión y la altura teatral exigidas. Una muy buena Micaela hubo en la emisión cuidada y sensible de María Rocío Giordano y autoridad escénica y vocal Alberto Jáuregui Lorda en Escamillo. El resto del elenco se comportó con corrección, que por momentos llegó al brillo como en el caso del célebre quinteto del segundo acto y la temible escena de las cartas del acto tercero.

Eduardo Giorello, Ambito Financiero, marzo de 2009.



LA ÓPERA TUVO SU REGRESO TRIUNFANTE EN PARANÁ 

El jueves, en el Teatro 3 de Febrero, se presentó “La Flauta Mágica”, de Mozart. Un coliseo rebosante y bullicioso, una orquesta afinando sus instrumentos, cantantes vocalizando melodías al azar, ir y venir de gente tras bambalinas. Todo esto conformó un palpitante preludio para lo que sería uno de los acontecimientos artísticos más esperados. A las 21, el público se fue serenando para dar comienzo al primer acto de La Flauta Mágica, cuando la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos –conducida por la batuta del maestro Gerardo Delgado– ejecutó las primeras notas de la obertura. El desarrollo de la primera parte fue impecable; una orquesta que volvió a sorprender al público paranaense, con un sonido cuidado y tempi perfectamente adecuados a los cantantes. Carlos Ullán y Graciela Oddone, en los roles principales de Tamino y Pamina, lograron una interpretación solemne de los personajes, tal como lo exige esta obra de trasfondo masónico. En tanto, el barítono Luciano Garay se lució encarnando a Papageno, el hombre pájaro. Una voz sobresaliente y una actuación impregnada de humor –con frases en castellano incluidas– fueron la combinación perfecta para la construcción de este personaje que se robó los aplausos.
Párrafo aparte merecen las intervenciones del trío conformado por Claudia Montagna, Trinidad Goyeneche y María Laura Weiss, las Tres Damas secuaces de la Reina de la Noche; como así también Sol Crespo, Tamara Pepe y Javiera Paredes, interpretando a los Tres Niños. Se trata de papeles secundarios, pero importantes en la trama y muy exigentes, donde las seis intérpretes demostraron su talento, logrando ensambles cabalmente armónicos.
El segundo acto no decayó en calidad. El peso del Aria de la Reina de la Noche –la más famosa de esta ópera– recayó sobre la joven soprano santafesina Rosana Schiavi, quien hizo un magnífico trabajo, con algunas salvedades en los rigurosos sobreagudos. En esta segunda parte, también fue destacado el Sarastro del paranaense Claudio Rotella. Con una voz profunda, logró un bajo eficiente, destacando el porte noble que exige el personaje. En lo que respecta al Coro de Ópera, dirigido por Fabián Solaro y Svetlana Dimitriyeva, fue un soporte que estuvo a la altura de las circunstancias. La dirección de escena de Eduardo Casullo fue acertada; con una puesta simple pero bien organizada y ambientada con imágenes en pantalla gigante, logró cautivar la atención del público. Una pantalla ubicada sobre el escenario tradujo al castellano todos los diálogos y partes cantadas. El vestuario de Mariela Daga, compuesto mayormente por ropas orientales, se lució en el escenario y le dio una impronta diferente a esta obra clásica. Fueron más de dos horas de un espectáculo de lujo, sin desperdicios. Y el público paranaense lo supo reconocer.

Diario Uno, Paraná, Entre Ríos, diciembre de 2008.

UN LOABLE ESFUERZO PARA UNA BUENA CAUSA


Todos los años, la Asociación Civil Misionero-Educativa ‘Santa María Reina del Cielo’ organiza una Gala Lírica Benéfica con objeto de recaudar fondos para sus obras, convocando a un selecto grupo de artistas locales y congregando una vasta audiencia, que colmaba literalmente el amplio Auditorio de Belgrano, un ámbito sumamente cálido en todos los sentidos de esta palabra.
Dada la finalidad de la sesión, uno podría esperar que los resultados musicales quedaran un poco de lado. Nada más lejos de la realidad. Todos los que intervinieron pusieron lo mejor de sí para alcanzar un nivel atractivo, comenzando por quien es sin duda el alma mater de estas veladas, Mario Perusso.
El programa propuesto mostraba dos facetas bien diferenciadas de la lírica italiana del siglo XIX. Primero se abordaron un par de fragmentos de Norma: su briosa 'Obertura', que Perusso delineó con mano certera y trazo firme, destacando en especial su melodismo, para luego encarar la 'Escena Final'.
Es obvio que en el trozo escogido las mayores exigencias caen del lado de la protagonista femenina. Contar con una cantante de la experiencia y valía de Haydée Dabusti auguraban buenos resultados, que se confirmaron con una labor sólida y bien planteada. A su lado Carlos Duarte volvió a lucir su importante caudal de voz en un rol siempre muy exigente en tesitura, que el tenor resolvió sin inconvenientes.
Completaron el elenco Ana Laura Siniscalco, cuyo trabajo me pareció positivo, más allá de la circunstancia de que lo breve de su intervención le dejara poco margen de lucimiento y Walter Schwartz, seguro y confiable como es habitual en él, aunque algo escaso de volumen y proyección.
Si en esta partitura los cantantes mantuvieron un relativo estatismo, que solo se rompió en algunos movimientos de Dabusti que insuflaron vida a la sacerdotisa, las cosas cambiaron un poco con la obra de Mascagni, en la que hubo mayor libertad de desplazamientos y los diversos personajes ingresaban o salían de acuerdo a lo pedido por el libreto. Además, la ‘siciliana’ inicial de Turiddu y los gritos finales anunciando su muerte, se hicieron desde fuera de escena, como corresponde.
En Cavalleria hubo una neta ganadora y esta fue María Luján Mirabelli, que volvía a interpretar a Santuzza luego de haberla debutado en el Teatro Argentino esta misma temporada. Su labor aquí creció, tanto en lo vocal como en lo histriónico, a lo que le vi meses atrás. A su habitual fuerza interpretativa y hábil recreación del personaje, unió ahora mayor calidad canora, sobrellevando con valentía y buenos medios una tesitura más que exigente para un registro como el suyo. Aunque sería deseable que no aborde papeles de este tipo con excesiva frecuencia, ante el riesgo de perjudicar su instrumento.
Tanto Enrique Gilbert Mella, componiendo un rudo y vocinglero ‘Alfio’, al que confirió una vehemencia que casa bien con la actitud que debe asumir ese personaje, como Mariela Barzola haciendo una sensible y bien pueblerina ‘Mamma Lucia’ cumplieron con eficiencia, mientras María Laura Weiss me sorprendía gratamente cantando con intención y gracia la breve pero sabrosa parte de ‘Lola’. Juan Carlos Vasallo se enfrentó al comprometido papel de ‘Turiddu’ con mucho ahinco y aceptables recursos vocales, si bien su emisión se me hace algo forzada y no totalmente satisfactoria. Dio carácter y adecuado cinismo al rol y su brava aria de despedida ‘Mamma, quel vino è generoso’ tuvo garra e intensidad.
El Coro Regina Coeli es un conjunto no profesional que está adscripto a la
Catedral Metropolitana de Buenos Aires por lo que no está acostumbrado a cantar óperas. Pese a esta desventaja y de seguro gracias al eficaz trabajo de preparación, en el que colaboró Susana Cardonnet -a la que se homenajeó al inicio de la segunda parte del concierto- tuvo una actuación más que honorable, superando un cierto desbalance que confiere mayor presencia y peso a las voces femeninas.
El conjunto orquestal, integrado por músicos de la Orquesta Estable del Teatro Colón, está en cambio muy familiarizado en este tipo de repertorio, por lo que se supo adaptar sin problemas a lo que le pedía el director, con el que evidentemente mantienen un fluido entendimiento. Se notó, justo es reconocerlo, la falta de ensayos en algún detalle aislado o en el serio despiste ocurrido hacia el final de Cavalleria, pero el resultado general fue digno de alabanza.
Finalmente es menester hablar del trabajo de Mario Perusso, alguien con muchos años de contacto con obras de estas características, a las que domina por completo y de las que sabe sacar el máximo rendimiento. Logra que la orquesta suene con propiedad, brillante sin ser obstrusiva y -obvio es mencionarlo- acompaña de maravilla a las voces, a las que sabe plegarse, seguir o guiar según las necesidades de cada momento. Es lírico y expresivo sin caer en la exageración (sirva como modelo la claridad y sencillez con que expuso el célebre 'Intermezzo' de la obra de Mascagni) y logra mantener la tensión dramática y el pulso narrativo sin desmayo. ¿Qué más se puede pedir?
Una vez finalizado el programa previsto y luego de los saludos de rigor, hubo un grato añadido, que el propio Perusso se encargó de anunciar al público: coro y orquesta ofrecieron un Ave Maria escrito en 1880 por Mascagni como pieza para canto y piano, que no es otra cosa que la primera versión del ya mencionado 'Intermezzo', que el compositor adaptó años más tarde -de urgencia- como fragmento puramente orquestal para separar los dos cuadros en que se vertebra Cavalleria y que con el correr del tiempo pasaría a ser lo más difundido de la ópera.

Carlos Singer, revista Mundo Clásico, noviembre de 2008.

GALA LIRICA CON “NORMA” Y “CAVALLERIA RUSTICANA”

Una atrayente Gala Lírica con fines benéficos organizada por el grupo misionero Santa Maria Reina del Cielo ,dió lugar a la unión de dos expresiones paradigmáticas de la ópera italiana : la belcantista “Norma” de Bellini -se escuchó la obertura y el cuadro final- y la obra pionera del “verismo” operístico ,”Cavalleria rusticana” de Mascagni. La intervención en el podio de Mario Perusso, con su probada experiencia, y solvente manejo del repertorio, dio lugar a interpretaciones loables de la orquesta constituida por profesores de la Orquesta Estable del Colón, en tanto el Coro Regina Coeli, que lleva una trayectoria de mas de tres lustros y que fue designado oficialmente Coro de la Catedral Metropolitana, preparado por Santiago Pusso, mostró unidad vocal y efectiva preparación tanto en la escena final de la ópera de Bellini como en las comprometidas intervenciones de la ópera mascagniana.Los solistas vocales intervinientes tuvieron un desempeño acorde con sus antecedentes en nuestros escenarios, destacándose la faena de Haydée Dabusti como protagonista de “Norma”, luciendo amplitud vocal y segura interpretación de “Qual cor tradisti…”,en tanto Carlos Duarte con efusividad y Walter Schwarz y Ana Laura Siniscalco completaban correctamente los roles de la escena conclusiva de esta ópera que es pilar del romanticismo del “primo ottocento”..Por su parte, los solistas de “Cavallería rusticana” mostraron emotivos acentos en María Luján Mirabelli , luciéndose en “Voi lo sapete. o mamma”,así como el tenor Juan Carlos Vassallo cantó con entrega su aria final y Enrique Gibert Mella se mostró como un efectivo Alfio,en tanto completaban dignamente los roles de flanco las mediosopranos Mariela Bartola y Maria Laura Weiss. El entusiasmo del público dio lugar al agregado, como “bonus” del programa, del celebrado “Intermezzo” de esta ópera, que Perusso presentó en una versión para orquesta y coro derivada de la original para canto y piano que Mascagni creó en su época del conservatorio. Una curiosidad y un cierre oportuno para esta lucida función benéfica.

Néstor Echevarría, diario La Prensa, noviembre de 2008.

NORMA Y CAVALLERIA RUSTICANA EN EL AUDITORIO BELGRANO



Una vez más el Auditorio de Belgrano fue el escenario de la Gala Lírica Benéfica que por sexta vez reúne arte y solidaridad.El programa compuesto por dos partes, presentó en la primera el cuadro final del Segundo acto de NORMA de Vincenzo Bellini, interpretado por un elenco casi soñado. Carlos Duarte brindó un Pollione digno de su talento.S u voz corrió por la sala con soltura con un timbre gratísimo y buenos matices. El rol de Oroveso estuvo a cargo de Walter Schwartz quien lo sirvió con soltura. Buena Clotilde resultó Ana Laura Siniscalco, quien superó algunas tiranteces iniciales para afirmarse luego. Como no podía ser de otra manera, la gran protagonista fue la soprano Haydee Dabusti. Recién llegada de Chile, donde brindó un concierto muy valorado por la crítica, interpretó una Norma de fuste. Su voz se prodigó plena en todo el registro y enriquecida por justos matices. Su "Deh, non volerli vittime" resultó poco menos que ejemplar y otro tanto podrá decirse del "Qual cor tradisti". Intenso fue el dúo con Pollione y muy grato el coro "Guerra! Guerra!"En la Noche porteña, nuevamente el Arte visitó nuestro corazón. La Segunda Parte estuvo reservada a esa joya del verismo que es "Cavalleria Rusticana" de Pietro Mascagni. Aquí brillo sin ambages María Luján Mirabelli. Con una suma de buen gusto, de pasión y de entrega, bordó una Santuzza de esas que no se olvidan. Su voz sorteó con soltura los requerimientos de la parte, rica a lo largo de todo el registro. Intensísima resultó su lectura del "Voi lo sapete oh mamma" lo mismo que su participación en los dúos con Turiddu y con Alfio. El Barítono Enrique Gibert Mella nos brindó un Alfio estupendo. Desde la ligereza de su entrada con "il caballo scalpita..." a la fuerza dramática de su dúo con Santuzza pintó con una paleta rica en matices su personaje. El Turiddu de Juan Carlos Vasallo mostró una voz de apreciable caudal y bello timbre, aunque un poco corta a la hora de matices tan importantes para que el rol no se vuelva monocorde. Interesante Lola brindó María Laura Weiss, rica en sensualidad. Mariela Barzola resultó una ejemplar Mamma Lucía. A pesar de lo breve de su rol, supo transmitir la intensidad de la madre meridional con una voz rica en graves y de un timbre agradable. El Coro Regina Coeli tuvo una destacada labor sobre todo en la escena de Pascua "Innegiammo...".La Orquesta de la Asociación de Profesores de la Orq. del Teatro Colón sonó muy bien salvo algunos desajustes en los metales y un "descuido" en el final de Cavallería. La experta batuta del Mtro. Mario Perusso condujo con talento y entrega un espectáculo de primer nivel que nos deja ya deseando ver la Gala del año próximo. Como bis, fuera de programa Orquesta y Coro, interpretaron el Ave María de Mascagni, que el compositor compusiera en su primera juventud y del que luego reutilizara sólo la música como intermedio de su célebre ópera. Realmente vale la pena escucharla más seguido.Bs As nos recibió felices de este nuevo encuentro con la belleza.

Christian Lauría, Revista digital Canto Lírico,
noviembre de 2oo8.

SOLIDARIDAD Y CALIDAD

Observar el Auditorio ostensiblemente lleno, apreciar la entrega que cada uno puso de sí y llegar a la grán calidad del producto ofrecido, es algo por lo que se debe estar agradecido. Desde hace cinco temporadas este grupo de artístas se reúne para organizar este evento que tiene por fín recaudar fondos para las misiones en zonas necesitadas de Ntro. País. Desde ese entonces se fueron sucediendo las galas año a año, Norma, Aída, Cavallería, entre otras, fueron abordadas y apreciadas por el público y la ayuda fue llegando. Este año , la idea se centró, siempre en versión de concierto aunque el fragor de los interpretes lo transformen en un "Semimontaje", en el cuadro final de la "Norma" Belliniana y la versión integral del capolavoro de Mascagni, para ello se contó con la colaboración de un especialista de los quilates de Mario Perusso, la preparación previa de Susana Cardonnet y Ezequiel Fautario y el entusiasmo del Coro Regina Coeli que preparado competentemente por Santiago Puzzo, hace lo suyo con mucha dignidad. En la escena final de Norma, sobresalió una vez más la profesionalidad de Haydee Dabusti, un valor que crece paso a paso. Su Norma convence y ahora le ha agregado momentos de alto refinamiento. Sensibilidad, notas convenientemente apianadas, expresión en su decir. Junto a ella Carlos Duarte logra un Pollone de notable factura. Walter Schuartz es un Oroveso que puede alcanzar grán dimensión y correcta Ana Laura Siniscalco como Clotilde. La Orquesta hizo una Obertura y una concertación impecables, sabiamente llevados por Perusso y buena la respuesta del coro. En "Cavallería" se asistió a una versión electrizante. María Luján Mirabelli, ideal Santuzza, Juán Carlos Vasallo, uno de los cantantes mejor capacitados para encarar Turiddu y Enrique Gibert Mella, compenetrado con su Alfio, se sacaron chispas en escena. La Platea , agradecida. Junto a ellos, María Laura Weiss trazó una Lola pizpireta en su andar y decir y Mariela Barzola muy eficaz como Mamma Lucía. El Coro tuvo correcto y entusiasta desempeño. La Orquesta guiada por un especialista, mostró sín embargo algunos ataques dubitativos de los primeros violines que fueron marcados con vehemencia por el Director, algo que llamó la atención de Este cronista. Mas allá de eso, el canto se impuso y la solidaridad, afortunadamente, también.

Donato Fabián Decina, www. operayre.com, noviembre de 2008.


MOZART EN DIGNA VERSION

Y el Roma llegó al final de su temporada de coproducciones. Enhorabuena. Si vemos a la pasada las voces que integraron las diferentes producciones de la presente temporada, diremos que se hallaron algunas sobresalientes, otras que son promesas a futuro, otras muy dignas. Irreprochables fueron los Directores de Orquesta convocados, Regies clásicas y para la polémica (L'Amico Fritz e Il Trovattore, son ejemplos elocuentes). Lo fundamental es que a pesar de la carencia de medios está el esfuerzo de los Artístas que es lo que mantiene viva a la lírica en la sala del sur del grán Bs. As.. Esperemos ahora para el año próximo respuestas paulatinas de la parte oficial para completar el círculo (Nivel de Orquesta, coro y medios técnicos).
Para el cierre se programo este título mozartiano. Tarea difícil si las hay, en lo que a repartos y realización se refiere. A mí me tocó presenciar la segunda función con el segundo elenco. Sé que mi compañero Eduardo Casullo no las tuvo todas consigo en la función del debut, en todo caso, es responsabilidad de los realizadores el decidir en que forma llega el producto final al escenario.
Entrando de lleno con el espectáculo, la idea de Mónica Maffía de efectuar una traslación de la historia al Egipto antiguo no deja de ser un enfoque interesante a partir de los símbolos que pueden encontrarse en perfecta sintonía con la lectura que ella hace. Visualmente, la realización es digna. Buen concepto del vestuario, realizado por cuatro jóvenes diseñadoras a partir de ideas de la Regisseur y Sergio Massa. Bravo por las chicas. En cuanto a la escenografía, si bien no desentona, entiendo que debió buscarse una solución visual a las tarimas que aparecen al desnudo y sobre todo la aparición en el segundo acto de una escalera de la utilería del Roma de condiciones lamentables que terminó afeando la escena. Buenas fueron la iluminación y los efectos sonoros y acertada la marcación teatral de la que se destaca el concepto de aprovechamiento integral del espacio. Así Pamina canta su aria del segundo acto desde los palcos, los niños también cantan allí. Lo mismo el coro que en sus intervenciones tanto junto a Monóstatos como en las escenas de templo dieron mayor realce y en el final la Reina de la Noche con sus damas y Mónostatos entran por la nave central de la platea con un muy buen seguimiento lumínico. En lo vocal, Christian Casaccio en uno de sus primeros protagónicos fue de menor a mayor asentándose sobre todo en la línea dramática. Buena Pamina fue Raquel Weinhold, su aria fue ovacionada por la sala, tanto por su línea melódica como por actuación. Puntal fundamental fue el Papageno de Alejandro Spies, a tal punto que fue, sin dudas, la figura de la noche. Voz , actuación, presencia. Reina de la Noche fue Patricia Douce, quien vuelve a reinsertarse en nuestro medio luego de varias temporadas en Europa junto a Gabriel Garrido. Fue un trabajo de menor a mayor, pero conserva sus cualidades en cuanto a coloratura se refiere. Bienvenida. Sarastro recayó en Leonardo Palma y fue un gusto escucharlo. Buen nivel de bajo profundo, ideal para su personaje. La Papagena de Mariana Mederos fue excelente tanto en lo actoral como lo vocal, se complementó a la perfección con Spies. Mario Solomonoff aportó sapiencia y presencia al Orador. Buena idea insertarlo para transmitir conocimiento a los mas jóvenes. Las Damas de la reina, recayeron en Virginia Videla, Isabel Minguez y María Laura Weiss. Sólidas presencias tanto actoral como vocalmente, las escenas con Papageno del Primer acto fueron convincentes. Mauro Careri es correcto en lo actoral pero a su Monóstatos no se lo escucha en el Roma. El Coro, preparado por Ricardo Barrera, necesita una vuelta más de tuerca en cuanto a ajuste se refiere y voces mas graves a futuro para un mejor balance sonoro.
En lo musical , hizo su presentación Gerardo Delgado fué lo suyo muy dignamente logrando una buena lectura, dinámica y tiempos muy justos, la Sinfónica Avellanedense lo acompaño de menor a mayor, haciendo que el balance final sea satisfactorio. El Conjunto Orquestal debe mejorar mucho de cara al futuro.

Donato Fabián Decina, www. operayre. com, octubre de 2008.

ESTRENO DE LA FLAUTA MÁGICA EN EL ROMA

 

Juan Carlos Diez, Diario Clarín, septiembre de 2008.


DE UN SUBURBIO VIENÉS AL EXTRARRADIO PORTEÑO

Avellaneda, 03.10.2008. Teatro Roma. Wolfgang Amadè Mozart, ‘La Flauta Mágica’, ópera en dos actos, libreto de Emanuel Schikaneder. Dirección escénica: Mónica Maffía. Escenografía y vestuario: Mónica Maffía y Sergio Massa. Iluminación: Mónica Maffía. Elenco: Gabriel Centeno (Tamino), Raquel Weinhold (Pamina), Marcela Sotelano (Reina de la Noche), Alejandro Di Nardo (Sarastro), Alejandro Spies (Papageno), Mario Solomonoff (Orador), Hernán Videla Torres (Monóstatos), Susana Moreno (Papagena), Virginia Videla, Trinidad Goyeneche y María Laura Weiss (Tres Damas), Sol Crespo, Anahí Fernández Caballero y Verónica Cánaves (Tres Niños), Gabriel Vacas y Ariel Casalis (Dos Sacerdotes), Osvaldo Ledesma y Juan Feico (Dos Armígeros). Coro del Instituto Municipal de Música de Avellaneda (director Ricardo Barrera) y Orquesta Sinfónica Municipal de Avellaneda. Dirección musical: Gerardo Delgado. Cierre de la Temporada Lírica Oficial 2008.
Lo habitual hoy en día es ver este singspielmozartiano representado en los más importantes teatros de ópera del mundo. Pero no fue siempre así. Quienes asistieron a su estreno, ese viernes 30 de septiembre de 1791, debieron desplazarse hasta lo que por entonces era un barrio aledaño a la ciudad de Viena e ingresar en un teatrito de mala muerte –que un cronista de la época describió como “una choza de madera” -para ver una de las más grandes creaciones del genio de Salzburgo. El Roma de Avellaneda está también fuera de la ciudad de Buenos Aires y es de dimensiones reducidas, pero es un teatro centenario bien construido, renovado en su interior, cómodo y de excelente acústica. Tiene muchos inconvenientes, como un foso orquestal sumamente pequeño –parte de la orquesta debe ubicarse fuera de él, a los lados- un escenario chico (que carece de escapes laterales o al fondo) y pocos o ningún medio mecánico. Pero con sobrado tesón, enorme entusiasmo y grandes esfuerzos, jóvenes intérpretes pueden hacer allí sus primeras armas y darse a conocer, formando elencos vocales que, como en este caso, alcanzaron un atrayente nivel artístico.
Su ubicación geográfica (a menos de un kilómetro de los límites de nuestra capital), la abundancia de transporte público o lugar donde estacionar vehículos propios sumado al bajo costo de las entradas, permitiría que los operómanos porteños concurrieran sin problemas a sus espectáculos. Lamentablemente son pocas las veces que eso sucede, por lo que resulta bastante habitual que muchas de las funciones se realicen ante un reducido número de espectadores. El estreno de Flauta Mágica al que asistí estuvo dentro de estos parámetros y el público era bien escaso.
Montar una partitura de la complejidad que presenta la última ópera de Mozart en subir a escena -cuando a su autor apenas le quedaban 66 días de vida- no es tarea nada sencilla. Su abstruso argumento, plagado de simbologías esotéricas pero también lleno de incongruencias, pone en jaque a cualquier director escénico. Es por ello de elogiar lo conseguido por Mónica Maffía, con la parquedad de medios habituales en Avellaneda. Un movimiento escénico bien delineado y perfectamente entendible, sobre una escenografía reducida pero suficiente, se fusionó con un buen marcaje actoral. No hubo ninguna extravagancia innecesaria y la ambientación tenía adecuados toques egipcios más esa pizca de irrealidad imprescindible en esta obra.
El vestuario era atractivo y variado, tanto en diseño como en colorido. Hay que destacar la imaginería con la que se adornó al personaje de la ‘Reina de la Noche’ -con serpientes coronando sus cabellos- mientras las tres Damas llevaban ropaje que las hacía aparecer casi como brujas (lo que en cierto sentido no dejan de ser...). Simples pero efectivas las túnicas y los uniformes de todos los que pertenecen al Templo y correcto el resto.
Dada la estrechez del escenario, el coro fue ubicado en los primeros palcos laterales, sin que su sonoridad o prestación se viese comprometida. Fue una de las mejores labores que he escuchado de este conjunto -entiendo que no profesional- bien preparado por Ricardo Barrera. Estuvieron bastante ajustados y pusieron gran empeño e indudable vocación.
Lo mejor de esta representación fue, sin lugar a dudas, el elenco vocal parejo y eficiente, con algunas voces bien por encima de la media habitual. Comenzando por el Tamino, donde fui gratamente sorprendido por un Gabriel Centeno que lo expuso con medios más que interesantes: fraseo convincente, buen legato, expresión, timbre grato a la vez que robusto, y es seguro y afinado cuando asciende al registro alto. Lo encontré un poco encorsetado en la composición de su personaje pero es algo que sin duda mejorará con más tablas. Cantó ‘Dies Bildnis ist bezaubernd schön’ de forma muy meritoria.
A Marcela Sotelano le había alabado sus virtudes canoras cuando abordó el papel de Balkis en L’incontro improvviso de Haydn meses atrás, destacando su “canto franco, bien asentado ... buena afinación, destreza y agudo fácil”. Sin duda no me equivoqué entonces, porque aquí se enfrentó con un par de arias temibles como son las asignadas a la ‘Reina de la Noche’ de las que salió totalmente airosa. Se movió con gran soltura y temperamento, resaltando la fiereza del personaje y sus aristas tenebrosas. Además, superó con entereza un escollo adicional que le interpuso la regié al obligarla a permanecer desde el comienzo de la ópera en escena, sin poder calentar la voz ni hacer ningún tipo de ejercicio vocal -tan típico en los cantantes- antes de tener que afrontar las complicaciones de ‘O zittre nicht’.
Raquel Weinhold -un nombre absolutamente desconocido para mí- comenzó algo fría durante el primer acto, pero mejoró de manera notable en el segundo ya desde su aparición, culminando en su gran aria ‘Ach, ich fühl’s, ...’ que mostró a una soprano de real valía, con excelente línea de canto, fraseo consecuente e intenso, hondura y expresividad. Toda una revelación.
Alejandro Spies encarnó, con simpatía y buen desempeño escénico, unido a un plausible trabajo vocal, el rol de Papageno. Cabe consignar, como dato curioso, que él mismo tocaba, en una flauta de Pan especialmente confeccionada y bien afinada con el conjunto orquestal, esas breves escalitas “sol-la-si-do-re” que jalonan la desesperada búsqueda de su media naranja en el ‘Papagena, Papagena’ del final del segundo acto.
Alejandro Di Nardo compuso con empaque, buen porte y adecuados medios vocales el papel de Sarastro. Me convenció más en la primera de sus dos grandes arias, ‘O Isis und Osiris’ (con coro), expuesta con propiedad, que en la segunda, la bellísima ‘In diesen heil’gen Hallen’ donde hubiese preferido un canto más legato y una mayor flexibilidad en el fraseo.
Susana Moreno aportó frescura y voz agradable al corto rol de Papagena, mientras Hernán Videla Torres personificaba de manera atrayente al odioso Monostatos, que cantaba con corrección, aunque el ‘Alles fühlt der Liebe Freuden’ con su vertiginoso ritmo y exigencias de virtuosismo vocal le creaban algunas dificultades.
El Orador fue encarnado por Mario Solomonoff, otrora una voz importante de nuestro medio. Mostró solidez y dominio escénico, pero los estragos causados por el paso de los años son innegables y se pusieron en evidencia tanto en su canto como en las partes habladas. Competente el resto del amplio elenco, con trabajos dignos de señalar por parte de las tres Damas así como de las tres voces femeninas que suplían a los niños del original.La versión fue muy completa en el aspecto musical -incluyendo una breve cadencia a capella de las tres Damas al concluir la Introduccion, eliminada por Mozart quizás por su complejidad y restituida por el director, que confieso nunca había escuchado con anterioridad en ninguna de las múltiples versiones que conozco- pero drasticamente abreviada en sus partes habladas, lo que redundó en una mayor agilidad de la acción y, justo es reconocerlo, un menor esfuerzo de aprendizaje para los cantantes, siempre algo reacios a esos extensos diálogos en idiomas foráneos.
Verdadero factótum de esta producción fue su director, Gerardo Delgado, al que nunca antes había visto en acción. A él se debe la revisión del material orquestal y su cotejo con la Nueva Edición Mozart; algunos breves fragmentos de “música incidental” previstos en el libreto y tocados en el estreno pero que se han perdido (para lo que arregló partes de la obra o directamente compuso otros) así como unos extensos e informados comentarios incluidos en el programa de mano. Su labor como conductor fue ardua, ya que la formación sinfónica es lo más flojo que ofrece la sala del Roma de Avellaneda.
Conseguir, como logró Delgado, una ejecución casi correcta de la obra fue una verdadera proeza por la que hay que felicitarlo. Tuvo algunos elementos destacables dentro del conjunto, como los solistas de maderas, que lucieron. Pero el sector violines es muy flojo y en sus intervenciones puede suceder cualquier cosa (como en efecto pasó en más de una oportunidad, por ejemplo, al iniciarse la sección ‘Allegro’ de la Obertura). Cuidó además Delgado con gran habilidad el balance con los cantantes o el coro y el ajuste -complicado porque algunas acciones se desarrollaron en palcos de diferentes niveles o por el centro de la platea: entrada final de la ‘Reina de la Noche’ sus tres Damas y Monóstatos. Hizo que la orquesta fraseara con elegancia, sonara bastante ajustada y que los metales no sobresaliesen en detrimento de otros grupos. Escogió tiempos muy adecuados y consiguió dar a toda la obra un ritmo y una vitalidad que nunca decayeron. Un trabajo muy consistente y digno de alabanzas.
Finalmente unas breves palabras ante la falta de profesionalismo demostrada por buena parte de la orquesta. Muchos integrantes iban arribando a la sala justo sobre la hora de inicio del espectáculo, casi sin tiempo para ubicarse en sus lugares y afinar (parece ser ya una costumbre, porque ha sucedido en todas las óperas que vi allí). Eso sí, los trombones estaban en su sitio y dispusieron de tiempo como para practicar juntos y por completo la célebre melodía central de Pompa y Circunstancia Nº 1 de Elgar a pleno volumen. Apenas cayó el telón hubo una desbandada general: con los primeros aplausos ya había músicos saliendo a toda velocidad del teatro. Seguramente los sueldos que perciben deben ser muy magros, pero es imprescindible cuidar un poquitín las formas.
             
                Carlos Singer, revista Mundo Clásico,
octubre de 2008.

LA ÓPERA DEL GRAN MAESTRO AUSTRÍACO



Eduardo Echániz, Revista Arte Cultura y Humor, agosto de 2008.

LA FLAUTA MÁGICA EN MUY VÁLIDA VERSIÓN EN EL ROMA


Siempre es grato estar en el Teatro Roma de Avellaneda y aún más cuando se trata de una obra tan importante como el testamento de Mozart. Una especie de primera comedia musical pensada para todos, fuera del ámbito del teatro de la corte. Un cuento de hadas con claves y símbolos masónicos, con bajada de líneas y consejos machistas. Pero universal, y la música de una riqueza y diafanidad balsámica, ideal para estos tiempos complicados. Hay muy buenas voces y talento. Empezando por la Pamina de Raquel Weinhold, con la mejor línea de canto de la noche, luminosidad de timbre, afinación, musicalidad...en tanto que la Reina de la noche de Marcela Sotelano tuvo mucha presencia, temperamento, una voz para nada común, que corre, importante, pero también capaz de hacer los malabarismos vocales y llegar al fa sobreagudo limpiamente...Tal vez los varones un poco menos, pero hay muy buen material vocal en el tenor lírico Gabriel Centeno y también musicalidad para su Tamino. Sarastro, se ubica en el otro extremo de las exigencias de la Reina pero para abajo, Alejandro Di Nardo tiene con que afrontarlo y posibilidades de mejorar, también. El Papageno del barítono Alejandro Spies tuvo simpatía, espontaneidad y buen canto. Las damas, los genios y otros completaron bien. La puesta en escena de Mónica Maffia muy inspirada en la versión fílmica de Bergman, tiene sus mejores momentos en el final que es muy vistoso. La empeñosa dirección de Gerardo Delgado no puede disimular la falta de profesionalidad de la Orquesta Sinfónica ni del Coro del Instituto Municipal Música de Avellaneda, es el paso que falta, ojalá lo den pronto.

Enrique Sirvén, blog Ópera desde hoy, octubre de 2008.


LA SONNAMBULA: JÓVENES PROMESAS

El creciente interés en el arte lírico en nuestro medio se comprueba pasando revista a la constante aparición de jóvenes valores, al aumento en la oferta de espectáculos y al incremento en el número de estudiantes.
Para estos jóvenes resulta fundamental en su formación el contacto con el público y con el repertorio.
Un buen intérprete no se sostiene solamente en la lograda lectura de un aria sino en una visión completa de su personaje y para lograrlo sólo hay un camino: hacerlo una y otra vez...
Es por ello fundamental hallar la oportunidad de presentarse ante el público en versiones montadas o semi montadas, y a una de esas oportunidades nos referiremos.
La Casa de la Ópera de BsAs presentó el pasado 15 de Agosto en la Asoc. Dante Alighieri, una selección de momentos culminantes de "La Sonnambula" de Vincenzo Bellini.
El título, claro exponente del estilo del Bel Canto, fue uno de los roles de Divas como la Callas o la Sutherland, quienes lograron con él verdaderas creaciones y encararlo resulta, sin duda, un desafío de consideración.
Los intérpretes de la velada en cuestión pusieron de manifiesto su capital, su talento y sus posibilidades.
No lograron lo más sino que nos dejaron ver su promisorio futuro.
Voces bien timbradas, respetuosas de la línea y del legato típicamente belcantista, crearon con gusto.
Eleonora Votti, de grato color y fraseo dulce; Matías Lechuga, que aunque no estaba en su mejor noche, sabe encantar cuando luce sus matices y su sutileza; Y Silvana Leonor Gomez, segura en coloraturas aunque algo fría, tienen un largo camino a recorrer, pero para ello tienen capital y talento y eso alienta nuestras esperanzas. Marcelo Benetti y María Laura Weiss completaron con solvencia el elenco que acompañó al piano Fernando Di Palma. Bellini nos acarició el alma y la noche porteña nos encontró esperando ansiosos el futuro de estos jóvenes artistas.


Christian Lauria, Revista digital Canto Lírico, agosto de 2007.

SUOR ANGÉLICA EN MANUFACTURA PAPELERA


Eduardo Echániz, Revista Arte Cultura y Humor,
noviembre de 2007.